Vistas de página en total

viernes, 30 de marzo de 2012

A la gente que quiere dar lecciones y su orgullo no les permite aprender lo que quisieran enseñar : madurez

Si quieres dedicarte a la enseñanza ante todo debes estar dispuesto a aprender.
No sólo eso. Aprender de ti, de mí, y sobretodo de los demás.
Si quieres enseñarle algo a alguien asegúrate de que lo que haces no tiene que ver con dar lecciones,
ni tampoco que al hacerlo te sientas mejor que nadie. Asegúrate sobretodo que tu y el que quiere aprender os sintáis bien, que bajo ningún concepto le haces daño con lo que le vas a enseñar.
Trata de fortalecer las expectativas que tienes acerca de la otra persona y lo que va a aprender, pero sobretodo encárgate de hacérselo saber.
Se justo, sobretodo justo y no juzgues. Nada de dar consejos, eso es dar lecciones.
Sugiere, proponle cosas, y ante todo no olvides mencionarle que es lo que puede mejorar, jamás lo que ha hecho mal.
Por último jamás le hables con condescendencia, como si los errores sólo fueran cosas de aprendices y como si tú jamás pudieras llegar a cometerlos. Eso es mentir, eso es engañarle. A ti siempre te quedará algo por aprender.
Si quieres enseñarle algo a alguien, sobretodo habla con ese alguien, vive con él, escúchale, hazle participe, experimenta con él, reflexionad juntos, ponte en su lugar y haz que él se ponga en el suyo, comparte tus ideas con él y pídele que comparta las suyas contigo.

Sobretodo, lo más importante, respetale y no le subestimes, porqué... ¿Qué clase de persona pretende hacer que otro aprenda con exigencias y juicios?¿Qué clase de persona enseñar pensando que ya no tiene nada que aprender?¿ Qué clase de persona enseña pensando que posee una verdad inamovible?


Sólo los que aún tienen mucho que aprender sobre querer aprender...


Firmado: Una que aprende de lo que aprenden los demás

martes, 27 de marzo de 2012

Mi rincón favorito.



Me enamoré y me enamoro,
espalda, espalda, espaldame.
Y difícilmente podrá eso cambiar,
y de ninguna manera podría dejar que cambiara.
Espalda, espalda, espaldame.
Y con agua y sin ropa,
y con nombre y sin rostro,
con esa parcela se conforman mis dedos.
Y un dibujo de tinta, flores, flores y más flores,
has hecho aquí mi pequeño jardín.
Me enamoré y me enamoro,
espalda, espalda, espaldame.
Un camino trazado, sin lugar donde perderse,
un principio y un fin,
pequeños desniveles,
así subir, así bajar,
como soplen hoy los vientos,
como llegue el agua del mar,
adónde pararan mis dedos,
adónde se llevará mi cuerpo.
Espalda, espalda, espaldame.

Infieles

Mucho antes de estar acompañados,
mucho antes de sentirnos solos,
incluso cuando buscamos el amor hambriento,
o cuando nos dejamos comer,
escapamos a otro mundo.
Algunos escapan con su cabeza, otros arrastran los pies,
otros ayunan palabras y otros bobos abandonan el sueño.
Mucho antes de estar acompañados,
mucho antes de sentirnos solos,
incluso cuando buscamos amor hambriento,
o cuando nos dejamos comer,
nos mudamos de casa.
Algunos con equipaje y otros con lo puesto,
muchos cogidos de la mano y pocos consigo mismo,
a lo ancho y a lo largo,
mucho antes de enamorarnos y después también,
hay un camino al lado,
que nos devuelve al mismo lugar,
a ese mucho antes
y a ese mucho después,
al momento que tenía que llegar,
porqué ver el tiempo pasar sólo es divertido
cuando sabemos, queremos, deseamos y desesperamos,
por ver la vida cambiar.
Y cambia la vida, y cambia el amor,
y ese es el juego, y ese es el cambio,
y esa la velocidad del tiempo.

martes, 6 de marzo de 2012

Las dimensiones del fracaso.

En una película norteamericana,
en blanco y negro,
blanco,
sin trabajo,
sin mujer,
un hombre herido,
o a punto de morir,
a su hijo le decía:

"No hay hombre fracasado mientras le queden amigos"

De las cosas que callo, que pude contar y no quise.

Ciego de amor,
amor tonto,
que no se vale de un sentido
porqué cree vivir así más.
Todo lo que se pierde en nombre del amor,
todo ese sacrificio inmenso,
quién os habrá enseñado a renunciar
para ser feliz?
en qué momento creísteis que la mentira con silencio se cura
y el amor con apariencia se crece?

Ciego el amor,
deja de serlo,
tontos de amor no viven,
de amor se mueren.


Jo mai et faré un petó.



Jo mai et faria un petó
perquè els vendries,
perquè els voldries
per engalanar els somnis
i després me'ls faries fora.

Jo mai et faria un petó,
perquè no saps tot el que valen,
els petons d'amagat,
els que fa l'avi al nèt,
els petons dels amants
i els de casament,
els petons als nedons
y al gos Rodó.

Jo mai et faria un petó
perquè tu mai n'has fet cap ningú,
i això no pot ser cert,
perquè no saps tot el que valen
mai jo te'n faré.

lunes, 5 de marzo de 2012

La mañana en la cama.

De tu ombligo a las sombras de tus rizos sobre el suelo,
de la palma de tus manos que son el negativo fotográfico de tu ser,
saltan las hormigas que viven en la planta que te regalé.
Saltan de una a una a nuestro desayuno,
al que aún no se ha servido, porqué hierve algo,
porqué se queman las tostadas, porqué la mermelada está en la cama
y el hambre cocinándose.
Porqué tienes más de todo lo que quiero,
porqué por primera vez soy caprichosa.
He anotado mis antojos y procuro contártelos,
sin que te des cuenta y queriendo, queriéndolo mucho.
Si se abriera la ventana de tu salón,
llegaría un hilo de viento a la sábana, y la luz de la mañana
que dice buenos días y en tono sepia, porqué acoge el aroma del café.
Mi lengua se dice a si misma,
mi lengua que descansa al fin,
una mujer así, con esa caída en la cadera,
con una espalda que puedo imaginar y llevarme de viaje,
acomodada en el placer de recordarla,
que no me toca pero se desnuda y sueña a mi lado.
Una mañana así, de primavera y arena de playa por todo el suelo.
Los libros que esperan al medio día,
la terraza dónde hablaremos claro,
el billete de tren,
mi viaje a Lisboa,
la hormigas que regresan a su planta,
y el desayuno frío, muy frío.
Nos queda una mañana en la cama,
esta mañana será la última en mi cama,
a mi cama sólo le queda una mañana,
a ti, a mi cama y a esta mañana,
ya sólo os quedo yo
y después,
cualquier lugar será mejor.

Ganas de ti pueden provocarme hambre.

Como una esponja, me estrujo y expulso lo que debe irse con el agua,
y vuelvo a mi estado natural, atraída por otro amor líquido, con otro color,
otros olores, otra reacción distinta a mi bombear espumoso.
Intento calmar mi impulso, intento estar para ti.
Lo intento porqué en las ganas tengo un mapa sin caminos marcados,
porqué cuando una sabe dónde va, es más fácil sentirse perdido.
Por eso yo me pierdo ahora, para encontrar un lugar después.
Y no moveré ni un dedo, lo daré todo por perdido. Algo caerá en mis manos
y me sabrá mejor que mucho, mucho más que muchísimo y muchísimo más que más.

sábado, 3 de marzo de 2012

Cerrando puertas, abriendo heridas.

Cerré la puerta de mi hogar,
y dentro dejé veneno.
Alguien llegaría y esperando el calor del hogar
se encontraría con el frío siberiano que había cosechado dentro.