Vistas de página en total

miércoles, 18 de enero de 2012

Benvinguda a l'Aleix.



"De totes les persones noves que arriben cada dia,
de molts dels que viatgen, de molts dels que no saben on van,
tu que encara no ets nen ni home i has estat el més valent de tots.
Alguns diran que la teva història, tan curteta, és de les més fidels als origens de la Terra.
Però de tu, que fas que parlem de quan el món encara era jove, només ens podran dir que somrius i expliques històries als més grans, sense paraules ni cançons, que només entens la queixa dels plors i el plaer de sentir-se estimat. Només et podran donar la benvinguda, només podran fer-te un lloc."

jueves, 12 de enero de 2012

Completa los huecos que hay a continuación.

Nunca había sido una mujer completa, ni lo soy ahora.
Me han tocado, acariciado y penetrado. Me gusta.
¿Qué nos falta? ¿Por qué siempre queremos más?
¿Por qué nunca es suficiente?
Siento que mi sexo, mi sexualidad, están muy ligados a mi condición existencial,
mi ser mujer, mi existencia femenina, mis filtreos con mi yo, mis seducciones y mis atractivos personales.
Siento que la comida, el sabor, el gusto y el hambre ante todo, esta presente en mis placeres sexuales,
siento que esa la misma sensación, la de sentirse saciado y satisfecho a partes iguales.
Pero también la costumbre manda, y los caprichos y antojos, también cuando aborrecemos.
Nunca me he sentido completa, ni ahora lo estoy.

Hijas bastardas

Hubo una generación en los años ochenta de hijas bastardas,
padres que huían, se lanzaban al precipicio, a la bebida y al egoismo,
padres fugitivos de por vida, con libertad pagada.
Sus hijas crecieron en su ausencia, sus hijas se hicieron los hombres de la casa.
Unas disfrutaban del abandono, otras se hacia guerreros, otras se aventuraban a las oportunidades del drama,
y todas se olvidaban de ellos.
En las hijas bastardas es frecuente el sentimiento de indiferencia después de una infancia admirando la ausencia,
haciendo de la situación algo místico. Cuando se hacen mayores, adultas, mujeres o hombres, se convierte en melancolía. Fantasean y se preguntan como seria tener un padre, recuerdan su infancia y la comparan con la de sus amigos niños, sus amigos adolescentes y sus amigos adultos. También les gustaría ir al funeral de su padre. En realidad, eso es lo único que comparten las hijas bastardas.
Fue en la generación de los ochenta cuando los padres decidieron ser simplemente hombres, cuando las hijas decidieron ser simplemente bastardas.

lunes, 9 de enero de 2012

Los conocimientos que te salvaran la vida.

Había una vez veinticuatro años de luz y nueve de fuegos artificiales.
Nunca a oscuras, por eso tú que vienes con grandes soplos,
morirías antes de desaliento que de miedo,
miedo a quedarte a oscuras y matar contigo a los que nunca se quedaron ciegos.
El ensayo de los grandes escritores y los viajes de los elefantes,
el mismísimo Caín y ahora yo,
pero tú a mi jamás podrás vencerme, mi flotador no es el aire,
ni tampoco la luz, mi flotador es saber que todo siempre vuelve,
que nada es para siempre.