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sábado, 12 de noviembre de 2011

La muerte salvaje y brutal de un animal doméstico.

Y un tiempo después de haberte conocido y haber impactado en ti mis primeras palabras,
de todo los sentidos que te doté me quedé con el tacto, con tu brutal sensibilidad, tu dolorosa manera de tocarme, tu manera animal de hacerme el amor y tu pelo sucio.
Me quedo con la humedad tropical de tu boca, tu amazonas inaccesible, tu abrumadora piel y tus pliegues, me quedo con tu piernas y sus lianas y con tu brisa sonora, tus ojos de pantera y tu mirada presa.
Mordías como una fiera y una vez encima era imposible deshacer el nudo, apretabas como las serpientes y luego de un sólo bocado engullías.
Ya me habías matado esa primera vez y todo lo que quedó de mi fue insomnio profundo, estado de alerta.
Ahora, hoy, con el bosque desierto y el ecosistema alterado, con las consecuencias bajo mis pies, no hay  amor brutal ni violencia sensorial, no hay más.

Yo que era tan doméstica de repente me sentí salvaje, y sin tierra desconocida sobre la que correr y matar, me volví indefensa.
Entonces todos los carroñeros vinieron a despedirse de mi. Me comieron y mientras me comían me mataron.
Al morir se siente, en resumen, todas aquellas cosas que la vida no te ha dejado sentir.
Y yo, yo sentí que no te quería y también que me hubiera gustado matarte yo a tí.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Miel mis ideas a tu nombre,
azúcar el tiempo malgastado,
dulces los postres, que son los

Aquélla vez.

Una vez te dije que si quisieras yo te querría,
una vez dijiste que si te dejaras yo podría quererte.

Adónde irán.

Cuando te admiro converjo con quererte,
y mientra una cosa ejecuto la otra desespero,
parece que ya no quede derecho para los resignados,
que ni querer queriendo podemos demostrar lo que damos.
Yo te miro y te observo,
de lejos y de cerca,
con palabras y silencio,
yo te quiero muchas veces y te admiro todo el rato.
Por ser de mentira más te quiero,
por ser real admirarte sólo puedo.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Explicaciones al espejo.




De todos los rincones que habito sólo uno temo con alegría.
De todos mis bostezos ninguno despierta tranquilo.
Algunas plantas me resultan extrañas pero todas ellas son antojos para mis sentidos.
De los animales ninguno me parece fuerte, todos ellos me parecen débiles.
Siento lástima por su futuro, que en realidad también es el nuestro.
Creo además, que de todos ellos, los gatos son los únicos afortunados.
Por su leyenda y por su amor valiente, por sus arañazos y su saliva,
por los pelos en su lengua, por sus ojos que nunca conocerán la oscuridad.
Y también la lluvia sabe caer a tiempo y el sol a veces se equivoca,
la naturaleza y la cultura, como buenos inventos adormecen nuestros miedos
y nos hacen creer que para todas las preguntas hay respuestas,
y entre los amantes, lo mismo ocurre con el amor.
Me decían de pequeña que no se pega a quien se quiere,
y digo yo, que es querer si no? pegarle fuerte al corazón.

De todos los rincones que habito y de todas las personas que soy,
en todos me quedaría dormida y a todas mataría,
de todas las veces que he conocido el amor, las primeras son dañinas y eternas,
las ultimas tan cortas y superfluas, que parece mentira que de todo lo real,
lo más humano sea amar.