Todos los semáforos están en verde, todos me dejan paso.
Ninguno me dice “quieta, no te muevas”, todos me salvan la vida.
Quieres cruzar y avanzar, y es todo muy fácil, todo está en libre disposición para tus deseos de seguir creciendo.
Tu corazón ya no se asusta por miedo a morir, ni tu cuerpo teme ser atropellado. Cuando acelera el miocárdio ya no es por amor ni sobresalto, sino necesidad de sentirse vivo, supongo.
Cuando corres, ya no es por si las moscas, o porque temas llegar tarde, y dejas para mañana todo lo que puedes hacer hoy; las palabras y los silencios, un verbo o un hecho.
Cuando escucho nuestras canciones ya no entristezco porque se que ya se las habrás dado a otra, cuando leo lo que escribías ya no albergo esperanzas, porque el tiempo no admite reclamaciones, y si te sirve de algo, cada vez que pienso en ti, procuro decírtelo, pero para entonces también es tarde y lo que pienso ya no es lo que he dicho.
Nacen dudas y no me espanto, porque eso ocurre desde hace mucho. Sigo sintiendo lo mismo, pero ya no me ilusiona porque sólo es rutina. Algunos días me angustio y padezco ansiedad, como si estuvieras lejos, y se me olvida recordar que hace mucho que no estás. A veces me sorprendo in fraganti imaginándote, como una loca que no sabe lo que vive, ni vive lo que hace. Otras me hallo muy lejos de la realidad que vivo y para cuando logro regresar, ya he vivido mucho en sueños.
Qué se puede esperar de quién cuenta los segundos que ha estado contigo, y le resta los que está sin ti, de quién lleva la cuenta exacta de las veces que apareces en mi boca y no se deshace de la mala costumbre de vivir el antes y no el después; qué se puede esperar de quién espera, o de una cabeza que vive más de ti que sin ti.
Qué se puede esperar de quién hizo del amor un margen de error, y de los errores evidencias de que había amado, quién podría entender que más es menos, y menos es más….?
Yo, supongo.
....."
firmado:
H
[enamorada no es la palabra]
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