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domingo, 7 de noviembre de 2010

Responsabilidad.



Miré el reloj y comprendí que nunca aprenderían nada.
Los niños de hoy en día son animales en pequeñas reservas,
cautivos y observados constantemente.
Miré el reloj y sentí celos, también me sentí culpable.
Entre números y letras, nadie les explica que la vida está ya inventada
y que su pequeña gran imaginación es el único resquicio de libertad que tendrán
hasta que las ideas y verdades absolutas invadan sus vidas,
o hasta que el mundo se imponga a sus voluntades, vulnerables y maleables,
como si de papiroflexia fueran sus pequeñas vidas y sus grandes virtudes.
Los niños de hoy en dia se extinguen a edades muy tempranas,
son territorio de expedición constante y minas explotadas desde mucho antes de nacer.
El futuro se sostiene sobre ellos, se dibuja entre sus vidas con un fino cordel que los une y los dispone mucho antes de que sus bocas empiecen a hablar.
Por eso a menudo, me siento muy culpable y pienso si, los demás también somos padres y madres de esos niños, si también engendramos la infancia aunque no lo sepamos y como consecuencia, también seamos responsables de sus vidas aunque no lo recoja ningún derecho u obligación.
No se hasta que punto la moral nos dejará dormir tranquilos, pero lo cierto es que la ética tiene muy sobornada a nuestras conciencias . Los niños son algo más que monos que imitan lo que ven, mucho más que una propiedad genética subvencionada por el estado, son algo más que pequeñas estructuras neuronales en expansión y crecimiento capaces de desarrollar o no aprendizajes dispuestos por la sociedad que los acoge.
Los niños, por suerte o desgracia, son el Origami que ejercemos entre manos torpes y delicadas, son Pigmaliones, son la esencia de Oniris hecha realidad, y seguramente entre tanta belleza y maravilla en potencia se encuentra la posibilidad de cometer errores, errores igual de hermosos.
Me temo que el desastre, el Kaos o la catástrofe aparece cuando provocamos y manipulamos sin intención de respetar la naturaleza de las cosas, de los niños.
A caso el Origami es posible con barro, el mito de Pigmalión sin creencias y los sueños de Oniris sin imaginación?


Ahí apareció mi sospecha.

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