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martes, 17 de abril de 2012

Hoy le escribí a una amiga, que vive lejos pero siempre la siento cerca. Ella es el espejo de muchos poemas, y gracias a ella muchos oyen susurros por primera vez.

Bella,
aventurera, que coges las letras y las haces espías,
que se las mandas a las que como yo no encuentran la rima,
que me cuentas las verdades silabadas.

Morena,
de pelo largo,
de pelo abundante y ondulado,
y azucar, azucar moreno
el que reluce en tu piel
el que recita su bonita voz
columpiandose en los que cantan
las letras de las emociones
y le quitan la música para que la voz pueda recrearse.

Amante,
de las casualidades y los susurros,
como las nubes que se dejan empujar,
en tu tierras tu remueves
de un lugar a otro
las palabras que te enseñan
los que escriben con arte,
amor y urgencia,
los que morirían por una palabra,
los que se olvidarían de respirar
por pronunciar un verso,
los que se enamoraron sin pensar en quién.

Desnuda,
como se desnuda el mar cuando aparece el Sol,
y en la cama espuma blanca,
sábanas que adivinan tus formas
y tu, con tu recital entre tus manos,
le cuentas a tus amantes,
que lejos muy lejos
una hilera de labios esperan
a que llegues y les cuentes
a cambio de un beso
un poema único.


Mi bella y  morena,
amante desnuda,
vete y cuéntale a todos los labios,
lo mismo que se yo,
para que podamos besarnos,
para que al llorarte
otros puedan consolarme.

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