Vistas de página en total

domingo, 20 de febrero de 2011

Bájate del coche.

Eran 1000km hasta Sevilla, hacia calor y empezaban nuestras vacaciones. Íbamos en un Mercedes viejo, que mi padre había comprado por dos millones, y tapizado de nuevo, que olía a ambientador barato y asqueroso y que contaba incluso con botiquín. Íbamos los cuatro en el coche. No dejaban de discutir. En la autopista acelerando a cada grito. Los niños en estas situaciones lloran. No era la primera vez, hay gente que al volante dobla su capacidad de nerviosismo y violencia, el caso de mi padre era ése. En medio de la autopista paró en el arcén de golpe, el cinturón de seguridad se apretó mucho, tánto que pensé que me había quedado atrapada. Le dijo bájate. Dijo no. Le dijo qué te bajes he dicho joder o te bajo yo. Le dijo que no. Y se bajó del coche y la arrancó de su asiento. Se volvió a subir. A nosotras nos estaba sacando del coche también. No se si por miedo, gritos o porqué ella quiso bajarnos también. O todo junto. Nos bajamos y se fue. No le vimos más hasta setiembre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario