Vistas de página en total

lunes, 29 de noviembre de 2010

Qué sorpresa


Entre performarse y deconstruirse, devienen las cosas.
Por eso pensé - de puta madre!- cuando vi el libro de Itziar Ziga en la estanteria de mi teteria, la de muchas tardes, la de siempre, la de ese pueblucho, la que está escondida y casi nadie conoce, dónde siempre releo libros preciosos, interesantes, pero nunca tan orgásmicos como este. De repente, si Devenir Perra está alli, es que no está tan lejos del imaginario social lo que allí se dice, si a cualquiera que entra en esa teteria podría interesarle leer, releer o comprar ese libro, algo de razón tendrá Itziar, algo de visionaria, algo de guerrillera, algo como nosotras.
A mí me llegaron sus palabras hará casi dos años, de manos de una ex, una ex que me regalaba Devenir Perra con una dedicatoria en la contraportada, en la que además de bautizarme como perra, me perralizaba. Me dijo algo asi como : Queria regalarte uno de Preciado, pero Itziar me pareció más acorde a tí. ( Gracias, yo también te quiero cariño)
Aún recuerdo como la llamé a gritos y emocionada para que acuidera corriendo a la Bata de Boatine, en el Raval donde se hacía la presentación del libro, como si a través de sus ojos fuera a verlo yo (atrapada en el trabajo) a ver a Itziar y otras, otras perras de las que siempre, me sentí parte.
De entre todas las perras, a veces siento que soy de las que avanza silenciosamente y perdura con la manada, esa clase de perras que muerde para despertar la rábia de las otras, de esas que rastrean los olores del camino, de las que nunca ha mordido ni ha meado las esquinas, de las que siempre están en celo pero no desean ser montadas.
De todas las perras, como la mayoria, yo tampoco sabía que lo era. Hasta que llegó Itziar.
Devenir. Devengamos.
Perras todas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario