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miércoles, 30 de junio de 2010

Espejo

Sé que me ves entera, risueña, viva.
Sé que me contemplas desde cualquier ángulo y que no es difícil verme.
Sé que me dejo ver.

Los cristales rotos aquí dentro jamás han hecho ruido,
porqué no es el ruido la cualidad principal del cristal,
ni del cristal roto si eso te consuela.

Pensarás en la fragilidad, pensarás que tal vez soy frágil.
No lo hagas, no lo hagas.
El cristal no está roto por fragilidad, está roto porqué así tenía que ser.

Nunca te asustas, nunca lo haces.
Nunca dejo que te asustes porqué ni si quiera yo lo hago.
Ni por ser cristal el temor acude, ni por estar roto explota la fragilidad.

Es cierto que, los demás sienten hacia nosotros,
en esencia y de forma primitiva,
lo que nosotros mismos sentimos al mirarnos por dentro.

Pues te diré que veo yo por dentro, si así logro explicarte porqué se lo que ves en mi.
Ves cristal, porqué yo veo cristal. Ves cristal roto, porqué yo veo cristal roto.
Ves cristal roto que así apareció, que se destinaba a estar roto o a no permanecer intacto, si prefieres verlo así.
No ves fragilidad y en realidad no lo ves roto, porqué ni soy frágil ni estoy rota, no escuchaste ruido ni pudiste asustarte, porqué jamás se rompió nada ni sentí miedo,
tal vez simplemente deberías ver lo que yo te muestro,
que pese a ser roto cristal, así soy, y nunca estuve entera y es por eso que,
sabiéndome a pedazos jamás temí que me rompieran.


Lo imaginaste, me viste, es el reverso de la historia personal
y mi carta de presentación.
Llámame cristal, llámame cristal roto si lo prefieres,
pero deshazte del condicional,
no siempre fue antes cristal entero lo que ahora es cristal roto
y sin embargo siempre puede ser cristal entero lo que ahora
en apariencia,es roto cristal.

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