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martes, 17 de noviembre de 2009

El plan B

Tú empezaste, lo incendiaste.
Te lamentaste, lo deseastes.
Tú me provocaste la modestia, y la correspondencia también.
Provocaste el silencio, el despiste, la ignorancia gratuita.
Es divertido omitir las verdades más grandes y evidentes, que se saben desde siempre y se mascan entre los cuerpos, con la tranquilidad de saber que no se miente, se controla y maneja de antemano, con sosiego y doble sutileza, omitir las grandes verdades implica el arte de creer siempre en un plan B.
La ventaja es que se puede literalizarr y hablar con las palabras concretas, sin necesidad de leer entre lineas las propias experiencias, y todo, aún así, forma parte de manera natural de una realidad semi-vivida, semi-realizada. semi-producida, una realidad de gatillazo, vamos.
Ahora yo sueño, lo sueño, lo sueño y lo sueño, y resulta que en realidad, sólo, estúpidamente y evidentemente, sólo es un plan B, el plan B del plan B.
Pero tú empezaste, Tú.

Y eso, me deja a mi como objeto de deseo que para colmo, también desea, lo desea.

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