Hubo un tiempo en que soñé
poder imaginar
verdades como templos
sin terminal ni existencia
amparados en un reloj de arena con movimiento ciclico
libre de culpa y bajo pena letal
la inocencia es el precio más caro de la infancia
y sin embargo
los adultos inocentes nos parecen inmaduros
"nunca creceran" dicen todos
y nadie pregunta que se supone que debe crecer.
Todos no creen, todos no son.
Sólo algunos crecen.
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