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domingo, 27 de septiembre de 2009

De haberlo imaginado.

Hubo un tiempo en que soñé
poder imaginar
verdades como templos
sin terminal ni existencia
amparados en un reloj de arena con movimiento ciclico
libre de culpa y bajo pena letal
la inocencia es el precio más caro de la infancia
y sin embargo
los adultos inocentes nos parecen inmaduros
"nunca creceran" dicen todos
y nadie pregunta que se supone que debe crecer.
Todos no creen, todos no son.
Sólo algunos crecen.

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