Vistas de página en total

lunes, 25 de mayo de 2009

verbal-sex-behaviour

Mi sexualidad despertó cómo despierta el aroma de la manzana recién cortada al deshacerse en pedazos oxigenados. Mi sexualidad no fué deborada a mordiscos. Simetricamente se dejó desnudar en las edades más tempranas.

Recuerdo que antes de los cinco ya había localizado el centro del interés social, había descifrado el comportamiento humano por excelència i exisitamente animal que al sexo se debía y también, porqué no, había descubierto que en lo oral también se saboreaba el preludio del sexual.

Cuando aún era niña y al caer se me ropmpian los leotardos impregnados de sangre precoz, descubrí la belleza de las mujeres. Desaté mi manía persecutoria y me dejé caer en el derecho de los niños a buscar y exigir cariño. También, por supuesto, me permití alguna que otra escena de celos exclusivamente dedicada a las más hermosas y como ocurre ahora también, a las que menos caso me hacían.

Ellas, su torso, su rostro, su género, su voz, su bello y su herencia conductual, ellas y sus patrones, sus espejos, sus fantasias, sus miradas y buenos modales, ellas tan iguales y polifacéticas, tan deseables des de tantas zonas, tan penetrables por ellos, por mi, por la gente, por sus madres y vecinos, tan expuestas a la belleza y bautizadas en el mercado, tan fáciles de alcanzar por cualquier nomenclatura que se asemeje semànticamente a los niños ricamente masculinos y potencialmente hombres.

Bien, yo podía. Desde los cinco me di permiso. Des de entonces yo y ellas, mi él con ellas y mi ella para ellas. Des de entonces yo entre ellas. Me gustan y por eso me gusto. No quiero ser como ellos pero necesito de sus quéhaceres sociales para ser efectiva. Me alegra poseer creatividad, huir de los viejos métodos, del palo, lo erecto, lo recto y lo rectal. Me alegra ser reversible, contraer y expulsar. Lamer también es un buen arte, por si ellos lo han olvidado. Me alegra también ser canal, acueducto, puerta de entrada y salida.

Mi infancia irremediablemente se habia desbordado por el sexo, por la ley de la atracción, por la seducción de lo innato, lo natural del contacto y la incapacidad para verbalizar coherentemente lo que se elaboraba alli dentro, en el sexo, entre el género y el yo, entre él y ella.

Pero la adoelscencia fue peor. Al sucumbir en la vida familiar percibí y ejercité cierto rechazo hacia mi progenitor. Típico. Ella es así porquè él fue asi. No, pues no, y no. De antemano no.

No estoy contra ellos, és más, estoy con ellos y por ellos, les deseo tanta suerte como a mi, en la meta está mi origen y en lo fértil la posibilidad. Mi posibilidad se encontró con potenciales y a los 15 perdí mi virginidad. La lésbica, la de él.

A los diecisiete, dos años después, la de ella con él. Sin más. La penetración derivó en preferencias però no en la exclusión.

És un modo más, una via más, una sexualidad más, un sexo más, un género más, una construcción más i una invisibilidad más.

En la madurez, en mi precoz madruez, transgredo a la fémina, la abordo por todos sus rincones, la acecho des de sus zonas más visibles y también des de las menos sospechadas. A ellos los invado des de lo prefijado.

Con ellas me permito el lujo de soprenderme, cómo cuando era niña. Con ellos me permito el lujo de compartir, de teñir de misterio lo familiar, de ejercitar la ingenieria de la performación. Sí, sí, la cópia me aburre, prefiero recrearme.

Conmigo simplemente me contemplo, me dejo caer en el orificio y en el objeto. Creo en mi poder para recrear, redefinir la situación, decidir cuando quiero ser él para ellas, ella para ellos, ella para ellas y el para ellos.

Cuando alcance los cuarenta seré un gran falo recubierto de gloria fémina, algo así como una señorita bien que entre línias se convirtió en el caballero que decidió no ser de pequeña.
Lo reversible de los no-sueños, ya ves.

Pero és el discurso lo que define el comportamiento sexual. El sexo que uno ejerce verbalmente es su riqueza mental, sus bienes conceptuales, sus potenciales de conducta, su manual de buenas pràcticas, su limite social, su indice de efectividad, su calidad ISO.

I para eso, no hacia falta infancia.
Concluyo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario