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lunes, 12 de septiembre de 2011

Ya no importaba nada.


Miro en la pantalla
esa llamada
que antes me importaba,
llega un poco tarde
como tardan
los sueños de la infancia en realizarse,
deja rastro eso sí,
un rastro de nostalgia
pero no satisface las ganas (ya) caducadas.

Son las seis de la mañana,
en medio de una fiesta,
sin dinero para más
pero con ganas suficientes
para quedarme a que pique el sol,
las chicas ya se van,
mi novia en su cama,
me espera para preguntarme,
y yo que quisiera,
que estuviera aqui
para bailar con ella
lo que bailé con los demás.

Es el agua que me bebo
que sabe diferente,
es el vodka ruso
que con hielo sienta mal,
son las ganas que te tengo
lo que me arrastra al mar.

Es esa llamada que ya no importa nada,
es que ahora soy un pájaro
y este es mi vuelo migratorio.

Es esa llamada,
que ya no importa nada.

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