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miércoles, 25 de mayo de 2011

El éxito más tonto.



Había una escritora en España, que todavía vive, a las que todas las mujeres entre los 20 y 50 años admiravan. En realidad no saben bien porqué, aunque es fácil adivinarlo.

No voy a decir eso de que no tenía pelos en la lengua, porqué si los tiene y por eso a veces cuesta entender porqué, pese a algunas incongruencias, la gente es medio fanática de lo que dice no tanto como de lo que escribe. En realidad esto último también tiene una explicación, y es que a la gente no le itneresa saber siempre la verdad, a veces las mentiras bonitas ya nos parece suficiente, e incluso más divertidas y liberadoras que saber de que tela son las bragas o de que color es el voto, con el que viste y ejerce la escritora de la que os hablo.

Ella es una mujer que persigue el taboo, el taboo fonético, porqué está claro que si provoca alegrías y simpatías es porqué ese mismo taboo al habla es box populis en las mentes de las mujeres.

Cuando una es una estrecha, cuando una nunca habló claramente del sexo, cuando una sospecha de la fidelidad o de la monogamia, cuando una fantasea, se lamenta también del peso silencioso que adquiere esta parte de la vida y evidentemente, celebra una fiesta cuando puede leer y oír, algunas de estas cosas en alto o en negrita.
Pues bien, ese era el éxito de esa escritora, de su discurso, que sólo se dieferenciaba del resto, no por su conrenido ni estilo, sinó por su difusión.

Y es que todas nos sentimos solas hasta que leemos lo que otras dicen,
y es que todas nos callamos mientras sólo hable una.

Pues yo propongo un boicot, y os animo a que en vez de consumir un discurso literario y semi-liberal reventéis vuestra sobremesa hablando de el mucho placer que os provoca lo que os hace vuestrx marido o mujer, vuestrxs amantes, o en lo mucho que os mira esa persona que tanto os atrae, de los que os excista hacerlo a solas y de lo poco identificada que os sentis con el porno. No hace flata que lo desprestigiéis, también podéis admitir que os alimenta la fantasia y que incluso os hace disfrutar mucho, porqué seguramente también sea así. Podéis manifestar abiertamente que os gustan los artilugios sexuales y le hariáis un favor hablandole a vuestros hijos también de la vida que se cuece entre las piernas.

No esperéis a que se compren un libro, ni una revista con sección de sexo, tampoco a que su primera experiència sexual sea una paja delante del ordenador o humedecerse mientras un chico te besa y pensar que eso mismo, humedecerse, es la parte mala de besarlos.


Romped tabúes y no esperéis a oírlos, leerlos. Rompedlos y que el fanatismo por las lecutras liberales ya no nos parezca ciencia ficción.

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