Un agosto tan esquimal que, parece que septiembre simule San Juan, y mientras los primeros copos dejan de verse ya en el hemisferio sur, aquí el Sol se opone al fin de la resistencia.
El deshielo del miocardio en llamas, así titularon mis arritmias mortales, las que me dejaron zombie, la primera zombie reconocida por la comunidad médica. Muertos vivientes, miocardios congelados en cuerpos de sangre caliente. Sí, sí, hemos sobrevivido.
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