Vistas de página en total

sábado, 21 de agosto de 2010

El amante que encontró a sus amantes amadas amandose por amor a él.




Habían sido mis amantes, pretendia decirlo así, pero lo cierto es que aún lo son...

Llevo años en algun caso y meses en otro sin besarlas, comermelas o olerlas,
y sin embargo, me veo obligada a decir que si anduve aún ando pues en este camino,
torpe no es el que lo recorre, sinó que torpe resulta el sendero,
lleno de animales que en celo se pelean por marcar el suelo, dejar su olor y su rastro y no contentos con ello, se esfuerzan en mezclarse y confundirse.

A mi siempre me pareció que pretendian amenizarme el viaje, entretenerme el corazón y sin embargo me doy cuenta de que lo único que han conseguido es afinar mi olfato, limitar mi hambre y contabilizar mis bocados.
No suelo caer ya en los cebos, ni me apetece olerlas. No las beso ni las invito a pasar al salón,
todas ellas, como animales, se entretienen solos, como si fueran espejos o agua después de llover.
Puede que piensen que sí, que las ignoro, pero lo cierto es que así me lo piden cuando pretenden despertar mi atención, mi rareza o psicosis emocional.





PD: Y no saben que de eso no tengo, y se olvidan también de que lo unico que tengo es memória.

No hay comentarios:

Publicar un comentario