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viernes, 2 de octubre de 2009

SENSIBILIDAD ANIMAL

He encontrado el animal más primitivo en mi,
el que late justo en la última terminación nerviosa de mis genitales,
el que me paraliza la lengua ante los olores hormonales,
que me crea esa sensación de calor por todo el cuerpo y me tensa los músculos,
he descubierto lo que eriza el bello a las bestias y también los que provoca el hambre voraz.

Un animal en el ser humano, dentro de su propio cuerpo, con más instinto que razonamiento,
más aislado de la naturaleza que del propio imaginario,
un animal extinguido entre los muslos, como si lo estuviera ahogando al juntar tensar y forzar la presión que juega entre mis piernas.

Los flujos corporales disminuyen a medida que el flujo vaginal se magnifica, como la primera ola que logra llegar a la playa más virgen o el primer vaso de agua que le ofrecieron al superviviente del desierto.

Después, descubres que si bien no fue una imaginación estuviste poseída, y que seguramente nadie se atrevió a contarte que te dominaron durante la rabia.

Malditos humanos.

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