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miércoles, 2 de septiembre de 2009

Stones Blues.....




El ritmo benevolente que desprendia ese instrumento aparentaba ser la banda sonora del final de mis dias. Ese saxo sonaba bien en ese bar. Cada atardecer en esa misma mesa, bajo la misma luz caprichosa de una luz de gas y impregnada de olor a gasolina contemplaba como ya no hago las gotas de sudor de los grasientos clientes a los que servias.
Siempre te miraban con permiso, con impuestos.
Tú les mirabas a carcajadas y con el rostro más serio les atendias lo antes posible.
Al pasar por mi lado siempre te girabas de tal forma que el ventilador resoplaba en tu falda y se enredaba entre tus piernas. Eran tus ganas de dibujar celos, de cortar el aire o rizar el rizo.
Por las mañanas, ahora, escribes en àrabe. Te has ido de Orlando buscando las líneas que te definen y en París por fin convergen. A las afueras buscas las localizaciones de tus peliculas favoritas y admiras a las prostitutas altivas, orgullosas, poderosas y terroristas de la calle.
Dices que en Francia todo el mundo tiene un sitio y sin embargo una misma categoria.
Dices que en Orlando sólo improvisan y viven los investigadores, los que pierden la identidad y de alguna manera, también los testigos protegidos.
Me he quedado aqui, pensativo, mirando la fotografía última cuando me despedí, dejandote marchar, sin rogarte que te quedaras y prometiendote trabajar para ti cada noche, a 14.000 km de distancia, sin deuda ni compromiso, sin tasas ni plazos fijos, con flexibilidad corporal, sin fidelidad pero con lealtad.
No soy romántico, ni un antiguo sentimental. No soy moderno ni rebelde, tampoco un epsiritu libre. No es que no me quiera atar ni tampoco queesté atado.
Es que te admiro. Te idolatro, te poseo y a ratos te olvido. Me averguenzo y te echo de menos también.
Mis fantasias son caducas pero también própias, intransferibles, inagotables.
Me alegra que no existas porque quiere decir que vives. Me alegra vivir, prescindir de la existencia.
Me alegra haber borrado París del mapa y Europa también.
Me ahogo en Orlando y no me importa.
Soy viejo como un perro, soy capaz de todo y sin embargo siento que nunca me he atrevido a nada.
En esta fotografía huelo el perfume caro con el que rociaste la habitación, presiento el aliento que dejaste caer antes de que estallara la luz que incendió el fotograma y sin embargo no puedo pasar la mano por la misma cama e imaginar tus formas.
Se ha esfumado la imaginación que se resiste a quedarse en la dimension plana y abandona el volumen y la tercera dimensión.
Oigo de nuevo ese ritmo benevolente, que me perdona en cada nota y mata una a una mis celulas ciliares, pronto seré sordo, ciego y demente.
La memória me abandonará y con ella los sentidos.
Todos huirán a Paris, hace tiempo que está planeado.
Un blues, un blues que se fuga, que no puede repetirse, que finalizará conmigo.

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