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domingo, 31 de mayo de 2009

Retour silencieux

Si te has deshecho del camino que seguías al cruzar el canal Ghent no será nunca más igual.
Si has cambiado el curso de las horas y en vez de salir con Julio sales con los lunes, si no te importa ya dónde compras les toronchoces es que tus pies ya no bailan tan bien ni la cerveza te sabe tan amarga.
Si lloviera en este mismo instante no creo que salieras sin paraguas y la lluvia belga se concentraría sólo ya en Bruselas.
En Namur han descubierto ruinas bajo el suelo, entre el canal y la Ciutadelle y resulta que viajar a Luxemburgo ya no es tan barato.
Se ahogan las fotografías y el arte en la calle, no existe la tregua primaveral ni el verano cálido, en Brujas les mousseles al vapor ya no se sirven con limón.
Han prohibido fumar en el ascensor y el entresuelo ya no es el vertedero de botellas.
El patio interior sigue tan vacío como siempre y tan repleto de verde salvaje.
Daría menos miedo que llegar hasta el cuarto, dónde tu habitación se esconde
en la guardilla de una vieja casa reformada para estudiantes con hambre de alquiler.
Te diré que en Flamingo's las paredes ya no son verdes, el trueque sucumbió al rosa chicle
y que distinto resulta emborracharse ahora allí.
Si sospechas que estuve ayer en Ghent, acertarás.

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