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martes, 25 de septiembre de 2012

Traiciones y las cosas bonitas que todo el mundo olvida.

Ilusionarse y llorar después. Vivir contenta y entristecer más tarde. Amar y lanzarse al desamor sin quererlo, per forza, como diría un italiano.
Hacer el amor y no quererse mirar al espejo, gritar un orgasmo y silenciar un te quiero.
Que te eche de menos y no lo sepa nadie, ni yo porqué no quiero saberlo. Que me arrepienta de haberte besado poco y haberlo pretendido mucho. Que tu sepas lo guapa que me pareces y yo sepa que aunque no lo eres, me gustas mucho.
Que la vida me mienta y yo a ella. Eso es normal.
Que te he leído en las paredes y no te he contado nada, que el café estuviera amargo pero contigo fuera tan dulce. 
Esas, esas son las cosas con las que la vida te traiciona.
Ese cambio de sentido, esos cristales y sus ilusiones, esas cosas que entran y salen de dentro,
que te hacen llorar y reír, reír y llorar.
El alma tan libre y los órganos tan penitentes, la sangre que riega las buenas y malas venas,
los golpes azules para que todo el mundo se entere, las caricias incoloras para que nadie se acuerde.
Traiciones, traiciones. 


El principio es el final.

Lejos, tan lejos como Marte, tan lejos cómo la cima del Everest, tan lejos como la última zona del metro.
Fría, tan fría como la Antártida, tan fría como la sangre de un reptil, tan tan fría como la estepa rusa.
Adentro sólo la mecánica de un freno. Yo te miraba, me acercaba a ti, que estabas tan lejos y prendía sólo para darte calor. Adentro sólo la mecánica del freno. Otra vez y otra vez.
Yo me volví automática y tu perenne. Cuando quise encontrarle el sentido a todo aquello era obvio que,
para manipular sentimientos todo invento es poco.
Me di cuenta de que no hay factor que lo altere ni lo provoque, es tan tonto como frenar una caída. Frenando uno también se hace daño.
Así que corrí a salir corriendo, a salvar el poco tiempo que me quedaba.
El amor, que va escrito en fascículos salta de una página a otra y aún así cobra sentido.
Yo, que me vi inmersa en un final repentino decidí quedarme en él.
Para que iba a buscar un comienzo si todo estaba escrito.
Y aquella mañana me propuse empezar a leer y nunca averigüé más finales.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Otimov


Andar despacio detrás de los turistas, cerrar los ojos para verlo todo cuando el sol nos ciega e inmóvil en el agua dejo que los peces me rodeen y al sumergirme ser un cuerpo más, en el agua, rodeando formas.
Agosto. Calor y las noches francesas, que alumbran las horas poco tiempo y sin descuidar una sola sábana.

Y el amor, que se alegra de conocerme me invita a sus recitales y anécdotas, me cuenta que en algunas librerías ya no se habla de él y que muchos de sus amantes, escritores, sólo piensan en atraparlo, dejarlo caer en sus letras, besarle después y convertirlo en suyo.
La música. La música en el metro y la que sobresale de los auriculares de los que conocen la ruta del metro. Tu música, la que sale de tu boca y llega a mis oídos, la música de los que luego piden dinero.
Más tarde pienso en los sabores y lo que se cocina a fuego lento, la soja y el agua de la playa, las ultimas copas y el café de las mañanas.
Y al final la piel de las chicas rusas y su acento serio, sus gestos dormidos y su enfado relativo. También tu piel, en negativo y preciosa, de licra y natural, como si nunca nada se fuera a impregnar.
Tu olor, al fin tu olor. Tu aroma y el de tus rizos, el de tu ropa y tus piernas, el aroma del blanco que te invade, la sequía que provoco la mezcla.
Pero sobretodo tu saliva y tu lengua dormida, tus labios precoces. Tu soñando. Ese fue el momento preciso en el que llegó el invierno en Otimov.


lunes, 6 de agosto de 2012

Tengo razones

Kilometros y kilometros.
Eso ando yo cada noche.
Kilos y kilos.
Eso empujo yo cada noche.

Vivir y sentir,
esas dos fueron buenas razones.

Andar y empujar,
cada noche, todas las razones.

Capitulo uno: Precipicios. Los días previos y un principio acróbata.

"Sí." seco y contundente, joven y firme, decisivo y definitivo.
Ese era el prefijo de todos mis pensamientos entonces.
"Sí". Por supuesto que sí.
Precipitarme era lo mínimo que podía hacer, reconocer mi impaciencia y acusar a quienes me hacían esperar.
Luego toda torpeza era excusable, justificable, todo tenia un sentido y una historia en su reverso.
Empezar. Empezar siempre se me dio bien. Tan rápido, tan inmediato, tan eficaz.
Algunos narramos la vida y contamos las cosas sin necesidad de vivirlas primero.
Los efectos son efervescentes, el sexo estridente, los besos como abejas y el cuerpo una colmena. Los dientes blancos, llenos de dulce, las cicatrices abiertas, la saliva a punto, las excusas y los planes amontonados, las ganas calientes, los días contados, las horas cronometradas y las mañanas odiosas.
Los adverbios hacen cola delante de los significados. Todos buscan su pareja y ella, tan amante y tan experta, se siente como nueva tratando de modificar el sentido del principio.
Y nada y todo tal vez, sólo tal vez, cuando el equilibrio sea mi pan de cada día.

martes, 5 de junio de 2012

*
*
*
La calles que hasta entonces estaban dormidas,
empezaron a mirarme y desteñir todos sus colores.
Las horas que hasta entonces siempre me esperaban allí dónde iban,
empezaron a correr y revolotear a mi alrededor.
El hambre que hasta ahora sólo era un instinto de supervivencia
empezó a parecerme algo poético
y el sueño con el que me despido cada día
esa noche decidió quedarse a tomar la última copa.
Pensé en el significado de valiente,
y antes de dormirme entendí que
de todos los pasos que damos,
son los que nos despiden a la espalda
lo únicos que podemos contar
aunque nunca más
los volviéramos a ver.
*
*
*

*
*
*

martes, 29 de mayo de 2012

Scripts and establishments.

Some things are not suposed to be expected,
they just happen and when they do it seems to be just by magic.
Life doesn't pass by transitions,
life is changes, every change is a part of your life.
You have got no time to notice it and you would always wonder
why you couldn't guess any clue about it.

Life is wonderfull and things happen in a terriffic state of inivisibiliy.
Only when they crash into your world you realize you had been keeping them inside,
carring them, with no sense of tireness or weird feeling about it.
It was just part of you and suddenly you let them flew away.
Well, life blushes too, as you do when you are not able to recognice thouse feelings as yours.
Don't panic, that's not strange at all.
It's fair. You surprise life keeping things inside and she reacts sending chances to you.
Just play, go ahead.
After all, as long as you stay brave you will learn that
there are only a few things you could expect from life for sure.
One of them is to end up one day your own story by dying,
you could think about getting lost and never found too or

miércoles, 16 de mayo de 2012

La hormiga y el Sol.

Había una vez una hormiga hija de una reina y la pequeña de cien hermanas.
Trabajaba como todas y cargaba con granos de comida, hojas gigantes y pulgas perdidas.
Cada mañana lavaba sus antenas y sus patas, después salía a usmear si el suelo estaba húmedo o si el cielo estaba gris. Ella se encargaba de las previsiones del tiempo y todos confíaban en ella, pese a ser la más pequeña.
Dicen que las hormigas jóvenes conservan el olfato mejor que el resto porqué menos veces tuvieron que coger aliento al cargar cada una de las cosas que las hormigas se echaban a la esplada para pasar el invierno.
Cuando los días eran lluviosos o de tormenta todas las hormigas tenían prohibido salir pero había épocas en que era dificil conseguir alimentos y algunas tenian que arriesgarse a hacerlo. 
Aunque era muy peligroso para una hormiga salir del hormiguero cuando llovía las más mayores lo hacían. Unas se mojaban las antenas y se desorientaban tanto que no encontraban el camino de regreso. Otras hundían sus patitas en el suelo mojado tanto que a penas podían moverse y se quedaban atrapadas en el barro, otras simplemente se resfriaban y en el peor de los casos, algunas morían pisoteadas por los pasos pocos cuidadosos de la gente que corría aturdida para no mojarse.



Definitivamente ser hormiga en días lluviosos no era la mejor manera de vivir en la Tierra pero la hormiga pequeña, que desde pequeñita se encargaba de la previsión del tiempo, pronto tuvo una idea.
Eran muchas las noches que no había podido dormir pensando en el tiempo, en ese inmenso cielo azul que a veces se oscurecía, a veces se secaba y otras, caprichosamente, se lo llevaba todo con tormentas y lluvias.
Cuando se levantaba y veía los rayos de Sol le entraba una alegría enorme pero cuando no era así y ya desde la cama olía la humedad, se despertaba llorando y triste. 
Un mal día, de esos en que olía la humedad desde la cama, se oían los truenos desde el  fondo del hormiguero y sólo quería esconderse bajo las sábanas para no tener que dar la previsión del tiempo se le ocurrió una idea.
Había observado desde su montículo al que se subía para usmear el aire con sus antenas que los días buenos en que podían salir y entrar del hormiguero sin que nada malo pasara eran los días en que brillaba el Sol.


Pensó que tal vez, lo que debían hacer para evitar la lluvia era seguir al Sol en vez de regresar al hormiguero cada vez que este se fuera.
Muy contenta con su idea acudió a ver a su madre, la hormiga reina, que era muy sabía y quién tomaba las últimas decisiones.

-Mamá, he tenido una idea - dijo la hormiguita pequeña.
-Cuál es esa idea hija?
-He pensado en como podemos solucionar los días tristes y no volver a tener ninguno nunca más- le dijo muy emocionada la hormiga pequeña.
- A ver, a ver ¡cuéntame cómo!- le pidió la mamá hormiga intrigada.
- Verás, me he dado cuenta que los días felices son felices porqué sale el Sol y que en los días tristes, nunca, nunca, nunca, brilla el Sol en el cielo.
- Qué quieres decir con eso, hija?- le preguntó la hormiga reina muy extrañada a su hija.
- ¡Pues mamá! ¡¿no te das cuenta!? ¿Si queremos ser felices y no tener días tristes en que muchas hormigas no vuelven a casa sólo tenemos que asegurarnos de seguir al Sol para que la lluvia jamás nos atrape!



La mamá reina echó a reir a carcajadas ante la inocencia de su pequeña hormiga. 
- Però hija, ¡¿cómo vamos a hacer eso?! Somos infinitamente pequeñas y el Sol infinitamente grande, cómo vamos a seguir a un gigante? 
- Mamá, però si somos mucho más rápidas que él, pero si...
- No, hija no - le interrumpió la reina hormiga- piensa un momento lo que dices. Puede que tu seas mucho más rápida que él pero también necesitas dormir y comer, jugar y soñar. El Sol sin embargo no necesita tiempo para más cosas, sólo para girar y girar, a poco a poco, pero sin pausa. Cada vez que dormimos nos perdemos del camino que sigue el Sol y sólo podemos esperar a que él regrese a por nosotras...
Ve y haz tu trabajo, seguiremos como hasta ahora.



La hormiguita, desilusionada, volvió a su monticulo y pasó el día lloriqueandole al cielo, que estaba a punto de deajr caer toda el agua que cargaban las nubes. De pronto escuccho que alguien la llamaba- Tst! Tst! hormiguita! hormiguita! Tst! Tst! Aquí! Mírame!- la hormiguita levantó la cabeza y asombrada busco en el cielo de dónde vendría esa voz.



Entre un montón de rayos amarillos, blancos y naranjas, observo una sonrisa. ¿El Sol le hablaba? 
-¡Hola! ¿Qué quieres? Tengo mucho trabajo vigilando el cielo, puede que llueva y tenemos mucho miedo, no puedo hablar contigo ahora.

-¡Oye! He escuchado lo que le contabas a tu mamá. Verás, tienes razón: si me siguierais todo el día nunca más volveréis a estar tristes pero hay una cosa que también debes saber. Mi trabajo no es darle luz y calor a las hormigas, yo como tú, también tengo que encargarme de algo. Verás, en el cielo que tu ves no sólo estoy yo, también está mi familia, cómo la tuya en el hormiguero. Algunos salen de noche, otros están lejos y duermen, otros se han perdido, algunos giran, otros juegan y otros como yo trabajamos todo el día, sin parar. Mi trabajo es vigilar a mi hermana, que no tiene luz y podría perderse, así que no puedo parar nunca ni esperaros cuando os perdéis.

- ¿Cómo se llama tu hermana? - preguntó la hormiguita.
- Se llama Luna y es pequeña, aún no tiene luz própia y por eso yo tengo que vigilar de ella, lo entiendes?
- Entonces, no puedes ayudarnos? Nunca podrías parar mientras dormimos, comemos, soñamos o jugamos?
- Lo siento, no puedo parar mientras soñáis o jugáis, comeis o dormiis porqué yo tampoco lo hago, aunque me encantaría...pero tengo que cuidar de Luna...
- Es una lástima, porqué si jugaras, soñaras, comieras y durmieses serías muy feliz y podrías enseñarle a tu hermana también, así estariás juntos y nunca se perderia.
- Tienes razón...pero quién va a enseñarme a dormir, jugar, comer o soñar?
- Yo te enseñaré! Pero a cambio tendrás que esperarnos siempre, para que también nosotros podamos ser felices...
- ¿Cómo? ¿Esperar? Yo nunca he esperado a nadie...
- Ya se como lo haremos.
- ¿Cómo?- le preguntó el Sol, que ya estaba entusiasmado...
- A partir de ahora, cuando durmamos lo haremos juntos, cuando comamos lo haremos juntos, cuando juguemos, jugaremos juntos! y cuando soñemos, soñaremos juntos! Así no tendremos que esperar, ni nos sentiremos solos, ni perdidos, ni con miedo...!
- Así seremos felices todos y Luna no se perderá tampoco!


La hormiga dedicó el día entero a jugar con el Sol que a su vez jugaba con su hermana, contenta de aprender todas aquellas cosas que la mantenian distraída mientras crecía y empezaba brillar, sin miedo a perderse lejos de su hermano. La hormiga también les procuró alimento y les enseño a dormir escondidos detrás de las colinas para no molestar a los animales que querían descansar y les habló de lo divertido que es soñar...

Y soñaron y soñaron, el Sol y la Luna, su hormiga y el resto de hormigas, que aquella noche no se sintieron perdidas, ni temerosas, que se fueron felices a dormir y despertaron más felices todavía.
En el cielo el Sol que juega con su hermana, pequeña, que algunos días se la puede ver durante el día timida y blanca, con sus primero brillos y el Sol, por la noche, que cansado de jugar y comer con su hermana y las hormigas enrojece de cansancio y se duerme bien temprano mientras su hermana sueña y sueña, sueña y sueña con brillar cada noche mientras todos duermen.



Hormigas, hormiguitas dormidas con Soles y Lunas que juegan, sueñan y comen,
felices y sin miedo, antes y ahora, nunca más y para siempre.

Cuento contado, contado está. 


lunes, 14 de mayo de 2012

Tan espontaneo como el hambre cuando ruje.



Te comería a  bocados.
Los primeros lentos y pequeños,
después tan rápidos y grandes
que antes de que pudieras quejarte
ya te habría devorado.
Te dejarás comer,
primero un poco y sólo por dejarme probar,
después te desharás y emanarás olores,
sabores y colores,
después te mezclarás conmigo
y nos despediremos del hambre.

Cuando hayamos acabado brindaremos con un cocktail
y puede que después te haya preparado un postre.

viernes, 11 de mayo de 2012

Se levantó temprano y encendió la luz.
Se murió de miedo.
Corrió hacia la cama de vuelta