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lunes, 14 de mayo de 2012
Tan espontaneo como el hambre cuando ruje.
Te comería a bocados.
Los primeros lentos y pequeños,
después tan rápidos y grandes
que antes de que pudieras quejarte
ya te habría devorado.
Te dejarás comer,
primero un poco y sólo por dejarme probar,
después te desharás y emanarás olores,
sabores y colores,
después te mezclarás conmigo
y nos despediremos del hambre.
Cuando hayamos acabado brindaremos con un cocktail
y puede que después te haya preparado un postre.
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