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domingo, 27 de febrero de 2011

Cuando


Me llamas.
Me nombras.
Cuentas conmigo.
Me echas de menos y me lo dices.
Subimos en ascensor y te apretas a mi para que quépan los demás.
Hace frío y vienes a dormir conmigo.
Decides visitarme a media tarde cinco minutos y luego te vas a hacer tus cosas importantes.
Me mandas un mensaje pidiéndome que te avise cuando llegue a casa.
Preguntas que me gustaría que me regalasen en Navidad.
Me llevas contigo a las conferencias y tus reuniones.
Me recoges un poco antes para que nos de tiempo a hacer un café juntas.
Preparas la merienda y pones mi película favorita.
Traes vino para cenar.
Coges libros de la biblioteca para mí.
Me pides que te cocine algo nuevo que aprendí.
Provocas mi risa, forzándola a salir.
Me llamas guapa, aún sin estarlo.
No me dejas sola.
Adivinas que estoy triste.
Obviamos los inconvenientes.
Me empujas.
Sobretodo cuando me empujas.



Gracias.

Elegir.



No está en mi lista.

Hay tanta gente a la que me gustaría besar.




Lo fácil que es acercarse,
decir tu nombre,
interesarte por el de los demás,
aplicar la ley limón de Barney Stinson,
y a los cinco minutos de conversación,
decidir si es posible
convertirlo en gemidos
y a veces, seguramente,
nada de eso y decidas seguir charlando,
dejando a un lado el plan A,
porqué según la lógica
de B siempre es posible retroceder a A,
y a veces,
el principio sólo es una despedida.
Encantada de conoceros,
aunque de todas,
solo alguna vuelva conmigo a A.
Por primera vez,
entiendo el juego.
El protocolo de los desconocidos,
que al verse quieren saber
si justo detrás de tus labios
se esconde algún amante
que al hablar,
les dirá, ven conmigo,
o espérame,
o vete, no eres tú a quién yo busco.
Sí, sí, ya soy profesional.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Atenea me preguntó una vez qué cosas me gustaban.

Me gustan los poliedros,
me gusta dibujar mujeres obesas,
hombres cúbicos,
me gustan las orejas de los gatos,
la espalda de las mujeres,
las pecas y las manchas extrañas en la piel,
me gustan los zapatos,
la mancha de los dedos de los niños en las hojas de papel,
me gusta como cruje una alcachofa,
me gusta una chica sin joyas ni bisutería,
me gustan los hombre con barba o bigote,
me gusta fijarme en los andares de la gente,
me gusta acostarme cuando ya es de día,
me gusta el olor a especias,
me gustan las lunas, los peces, las manos y los ojos,
las casualidades e intuiciones,
el azar, el olor de un sexo excitado,
los besos en el pecho,
el pelo mojado,
el limón y la sal,
la confianza y la complicidad,
un libro nuevo,
un recital de poesía,
los domingos en los museos,
el vino negro,
lamer con saliva una herida
y comer chocolate después de afirmar que no me gusta.


Y se me olvidó decirte que :
También la ropa interior y coleccionar tazas.

martes, 22 de febrero de 2011

Hoy quiero decir :

Muchos no sabréis en qué consiste ser feliz,
pues puede que yo tampoco,
pero si os puedo contar que es lo que te acerca a la felicidad,
y precisamente no es nada de lo que a uno le pueda pasar,
sinó de lo que tú puedes hacer que pase en la vida de los demás.
Todos y cada uno de mis amigos y familiares son importantes.
Todos y cada uno de mis conocidos son importantes.
Todos y cada uno de mis desconocidos son importantes.
Qué tienen en común?
Pues que cualquiera de ellos podría llegar a hacerme feliz,
queriendo o sin querer,
con más o menos esfuerzo,
ayer, ahora o mañana.
Y puede que también nunca, pero pensar así
sería sólo malgastar una oportunidad más
para dejar que los demás,
al fin y al cabo,
vivan en mi corazón.
Entrad y pasad, poneros cómodos,
prometo trataros como si para siempre
todos y cada uno de vosotros,
pos fueráis a quedar.

domingo, 20 de febrero de 2011


Explosión

Yo me creía sensata y madura,
con prioridades bien claras.
Puede que aún las tenga,
pero mis miedos acechan a mi intelecto y auto-control,
y me asemeje a menudo a una abeja reina
vigilando su panal
o lo que es lo mismo,
un viejo verde forrado tan solo y abandonado
que sólo se preocupa por invertir sus billetes en tiempo-diversión,
para luego saborear la vida como si un polvo rápido fuese,
del que tanto has sentido y nada puedes recordar,
sólo la sensación de correrte, de correrte como si estuvieras solo
y vestido, como si nunca más alguien te fuera a tocar.

Bájate del coche.

Eran 1000km hasta Sevilla, hacia calor y empezaban nuestras vacaciones. Íbamos en un Mercedes viejo, que mi padre había comprado por dos millones, y tapizado de nuevo, que olía a ambientador barato y asqueroso y que contaba incluso con botiquín. Íbamos los cuatro en el coche. No dejaban de discutir. En la autopista acelerando a cada grito. Los niños en estas situaciones lloran. No era la primera vez, hay gente que al volante dobla su capacidad de nerviosismo y violencia, el caso de mi padre era ése. En medio de la autopista paró en el arcén de golpe, el cinturón de seguridad se apretó mucho, tánto que pensé que me había quedado atrapada. Le dijo bájate. Dijo no. Le dijo qué te bajes he dicho joder o te bajo yo. Le dijo que no. Y se bajó del coche y la arrancó de su asiento. Se volvió a subir. A nosotras nos estaba sacando del coche también. No se si por miedo, gritos o porqué ella quiso bajarnos también. O todo junto. Nos bajamos y se fue. No le vimos más hasta setiembre.

Etiquetas del pensamiento infantil

Esa misma niña, que se llama Elena, tiene 12 años y duerme en su cama, que está orientada a la ventana. Se duerme con las sombras de la calle y sus ruidos pegados al techo, uno tras otro, como una gran proyección. No se escucha casi ruido en casa. Un enorme ronquido que no le deja dormir.
Tose, ronca, se mueve, e incluso sueña.
Piensa: "está loco, ojalá que se vaya" sin saber que un día será verdad, y se irá por loco.

Literatura orgánica en memorias infantiles.

Una niña que se llama Elena oye a su padre entrar en casa.
Sólo se pone contenta los domingos por la noche, porqué sabe que al dia siguiente se va de viaje y no vuelve hasta el viernes por la noche, cuando aparece con la maleta y algún regalo, comida y vino. Luego el resto del fin de semana quién sabe. Y hasta el domingo por la noche, que le vuelve a preguntar : y esta semana a dónde vas?