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jueves, 19 de mayo de 2011

"No seréis mujeres maltratadas ni niñas manguneadas,
no seréis mujeres caprichosas ni niñas consentidas,
no seréis mujeres líderes ni niñas con educación,
no seréis nada de eso, porqué si así fuese,
no seriáis nada y nada es lo que seriáis."


martes, 17 de mayo de 2011



Tres,
se convirtieron en dos
y ahora son unos separados.

No sabemos sumar, ése es el problema.

Sobre las ilusiones de algunas niñas que al crecer no pueden dejar de serlo.




Una niña que una vez decidió que viviría sola
decidió instalarse bajo la mesa.
Desde alli podía ver a todos los que la rodeaban
y se preguntaba si alguno de ellos querría hacerle compañia.
Mamá imposible, porqué también vivía bajo un mueble,
y des de debajo de la cama también quería estar sola.
Su hermano ni pensarlo, porqué le gustaba correr,
nunca se escondía y además, no le gustaba estar solo.
Papá menos, porqué la quería acompañar,
pero no de buenas maneras.
Nunca le hacía comapañia, aunque nunca la dejaba sola.
Entonces decidió, en una de sus fugas, correr al baño a por un espejo.
Se miró y dijo : "ya no estoy sola, por fin tuve una idea".

Hoy en día, la niña que vivía bajo la mesa
y que al crecer se escondió en su propia casa,
ha llenado su casa de espejos y ahora ya,
piensa y dice, que además de no estar sola nunca más,
puede pensar más y mejor.



De todas las cosas algunas malas
que van conmigo
y citan mis horas
al hablar ante el que manda
y contarle mi verdad
para que se estrelle contra el discurso
del que quiere sobrevivir a sí mismo.

No sé en que consiste mentir verdades,
no sé si también lo hago yo.

Algunas cosas malas de todas las cosas
que ya no van conmigo
se sientan a mi lado
y a mi que su compañia me desagrada
espero algun día
encontrar ese otro lugar en el que poder sentarme.

De todas las palabras y de todas las verdades
espero tener sólo las que nunca más cambiarán su significado.

lunes, 16 de mayo de 2011

Solicitud de empleo



He militado largamente
en oscurísimos recintos
de donde traigo una batalla
que no se termina nunca.
Estoy en guerra casi todo el tiempo
y espero que me gane una paloma.

La verdad es que también sirvo
para desordenarlo todo.
Con qué cuidado precipito
planillas en la primavera,
y alterando sensatos equilibrios
me dan lo mismo números que grillos.

No faltaría a la modestia
si dijera que siempre estuve
muy dotada para el olvido.
Guardo volúmenes de ausencia,
antologías de temblor marchito,
catálogos de dudas y neblinas.

He trabajado anteriormente
en invisibles oficinas
llenas de crisis apiladas
y documentos vegetales,
donde los pájaros me habilitaron
con un diploma de mirarlos siempre.

Diré también para abreviar
que estudio lágrimas modernas
y pienso publicar un libro
de suspiros cuando me muera,
y que tengo por todo patrimonio
un montón de relámpago vigente.

Todos estos antecedentes
animan a solicitar
que me permitas ocuparme
en derrumbar sobre tus manos
la dulzura que pongo inútilmente
sobre manteles de confiterías.

Quiero por fin tener empleo
de suavísima permanencia
adentro de tu corazón,
coser con lágrimas y arrimo
toda fatalidad que te amenace
con botones caídos o desgracias.

Quiero servirte de costumbre
y que utilices lo que soy
para fundar una sonrisa
o ceremonias con pañuelos,
o para siempre, o para lo que quieras,
desde un copo de nieve hasta el amor.


de María Elena Walsh


Una historia más sobre una mujer. Una historia menos sobre un puente.



Al dejar el puente atrás no sentí ni frío ni nostalgia.
Fueron cuarenta y dos pasos y dieciséis zancadas.
Después pasé hambre y eso si que me pareció conmovedor.
Se acentuaron mis cejas y se poblaron mis pestañas,
el polvo parecía granizo y nunca más supe qué hora era.

Pensé en buscar a una mujer porqué así es como se acontecen las mejores historias
y después compré una espada. Corrí a ciegas empuñándola en medio de un bosque de encimas
y al volver a la realidad había matado a un ciervo. Comí carne cruda y después la devolví aún entera. Aparecí entonces en un campo de olivos y me metí uno de los frutos en la boca, no para comer, sólo para saborear.

El sabor amargo en mi boca se convirtió en familiar y nunca más quise volver al puente.
Pensé en seguir andando y anduve por más caminos y más horizontes, hasta que un día se me antojo el mar. Al llegar al acantilado pensé en el aire que me separaba de las olas y en como me gustaría inalarlo todo en mis pulmones, condensando la distancia y quien sabe, a lo mejor provocando una orilla, una escalón diminuto, que me dejara alcanzar el color verde espumoso.

Luego busqué arena. Al pisarla y dejar que se escondiera entre mis dedos me sentí importante.
Quise acogerla como mascota, como ser de compañía. Diminutos granos, piedrecitas todas, podéis acompañarme y nunca dejarme sola.
Un día que andaba sentada sobre mis granos de arena se quejaron de que nunca las bañaba, que nunca las lanzaba al mar. Me entró un pánico terrible. Se podían perder, o deshacer, o confundirse entre las demás o tal vez ahogarse.

Entendí entonces que la propiedad es la mayor de las cadenas y el amor por las cosas un sacrificio dulce. Así que las dejé marchar, no fuera que las cadenas que las unían a mi las dejaran solas de por vida.

Y así me quedé sola yo también. Con pena y resignada pensé en como podría pasar por encima de ese mar, que se había adueñado del deseo de mi arena. Pensé en mi puente, en los cuarenta y dos pasos y mis dieciséis zancadas y sospeché que aún así no sería suficiente. Unas cuerdas des del cielo y unas rocas muy pesadas, ancladas en el fondo del mar y valientes para contener las olas.

Pasé muchos días maquinando.
Sin darme cuenta dejé de ser humana y me convertí en fábula. Me conté mis propias historias y me codeé con Pigmalión. Luego dejé que mi carne fuera piedra, y mis huesos fósiles. Dejé de lado mis ideas y abandoné mis deseos al agua, con mis piedras.

Soy arco, columna, soy 1678 pasos y 342 zancadas. Alcanzo las vistas que me vieron desaparecer y he deshecho el horizonte. El agua desapareció hace tiempo y los olivos crecieron cuando la arena del mar se exilió. El viento me cruza y los olores también. Nadie se imagina quién soy yo. Todos creen que no soy nada, y me ven, y me tocan, y me pisan y me escriben. Y los oigo y los leo, y me pisan y me importan.

Soy esa, sin mujer y con mis piedras, sin ser nadie algo soy.

domingo, 15 de mayo de 2011

Flora, fauna y edificios.



Cuando la naturaleza se urbaniza
se organizan movimientos
y manifiestan con diferentes practicas contraculturales
sus derechos y deseos, se convierten en rizomas
y se unen a otras causas
tejiendo otras dimensiones no normalizadas
que contribuyen a una cotidianidad no conocida burocráticamente.

Sin embargo nosotros, las plantas y animales,
lo llamamos vida real.
Porqué así era antes de que llegarais vosotros.


Siempre lo he sabido, sólo esperaba a verlo escrito.
Los dichos populares no son verdades
hasta que no entran en la literatura
o en las ciudades.

Y de todas las cosas que yo admiraba
quedaron las persianas rotas,
el hierro oxidado y las tortugas marinas.

lunes, 2 de mayo de 2011


Vértigo mortal
y tan al filo de mis emociones
y tan lejos de mi realidad
que sólo puedo sentir pánico
a caer en un vacío
sin haber conocido aún el suelo.