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miércoles, 12 de enero de 2011

De tanto callar.

De tanto callar hemos convertido el silencio en un ejercicio profesional
además de que nos hemos ganado con creces los honorarios actuales :
si callabas por miedo a la reacción, si silenciabas cada injusticia, si no te atrevías a nombrar las causas y no quisiste ponerle nombre a tu herida, cómo pretendes que ahora alguien pueda
alcanzar el ecco de lo que nunca fue dicho?

La violencia y el miedo sólo viven en paz en silencio.
De todos modos, creo que nunca fue una guerra,
sinó un pacto. Puedes llamarlo chantaje, y seguramente fue así,
pero nadie nos tapó la boca, ni si quiera el miedo podría ser responsable
de todo lo que nos callamos.

Podemos llamarnos a nosotras mismas victimas, y seguramente lo fuimos,
pero no se nos puede olvidar que la responsabilidad también fue nuestra.


De tanto callar,
se acaban las excusas,
dejan de entenderse los motivos,
y sólo se pronuncian las consecuencias.


Qué harán los demás?

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