
Amo el desorden personal por encima de todas las cosas como una expresión caótica de la cronología del deseo.
Somos excentricos hasta llegar a detestar la normalidad o la rutina, cada día necesitamos ser alguien más o alguien distinto, no somos los mismos nunca, aunque nuestra vida por desdicha, fuera eternamente aburrida.
Incluso una hormiga encontraría un camino diferente y un elefante senderos distintos, incluso la memoria se atreve a ser infiel, aunque eso no tenga nada que ver con la lealtad.
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